El genocidio y el avance sobre los Cristianos está escalando por todo el Planeta, pero la gran mayoría del mundo occidental ni siquiera sabe lo que está sucediendo.
Un ejemplo que nos muestra esa realidad, vergonzosamente ignorada por los principales medios de comunicación del mundo, e incluso por las grandes instituciones como la Naciones unidas, y las propias Escuelas Cristianas y Universidades del Mundo Occidental, es la de los fieles de la Iglesia Ortodoxa Siríaca en el Kurdistán Turco, que se remonta al siglo I. Ellos hablan una variante del arameo, y de ser unos quinientos mil a principios del siglo XX, hoy no superan los dos mil, y la procesión de monasterios, iglesias y poblados abandonados o destruidos, atestiguan su brutal desaparición.
Otro ejemplo, es en Nigeria que tiene 36 estados y donde el 50% de la población es cristiana y el otro 50% es musulmana. Estos últimos ya dominan los 12 Estados norteños donde impusieron la ley del Sharía. Con ese fin, los primos de Hamas, los criminales Boko Haram y Muslim Fulani vandalizaron 18.000 Iglesias cristianas desde el 2009 y asesinaron a 62.000 cristianos de todas las edades.
Por último, en Francia, un país con el 80% de católicos, ya desde hace años, se prohibió a las iglesias de todo el país, hacer sonar sus campanas a la hora del Ángelus, ya que coincidía e interfería el llamado a la oración del “almuecín” en las mezquitas.
Si de los 2000 millones de musulmanes del mundo, sólo un 25% fuera partidario de la Jihad, estaríamos enfrentados a 500 millones de fanáticos dispuestos a morir con el objetivo de lograr imponer su régimen cavernario a toda la humanidad, ya sea a cristianos, judíos, budistas o a los que no tienen religión alguna. Lo están haciendo hace 1400 años y su avance parece imparable, como vemos en Europa y en los EEUU, ante la cobarde actitud de muchos políticos y de la prensa.
Hoy en día, en Estados homologados internacionalmente, muchos persiguen a los cristianos: en los que impera la violencia, son asesinados; allí donde reinan los tiranos, son reprimidos y segregados, y donde priman las libertades, son menospreciados.
A través del Medio Oriente y en zonas con gran influencia islámica, expandiéndose al mundo entero, estos están haciendo todo el esfuerzo posible para erradicar la fe cristiana por cualquier medio, con el objetivo de establecer Estados Islámicos. Mientras tanto, la mayoría de la prensa, totalmente callada.