La terrible guerra que se desarrolla en Israel, Palestina y el Líbano, hace que la mayoría de la población del mundo occidental, influenciada por una prensa que en general no es objetiva en sus comentarios, por razones ideológicas, políticas o comerciales, tiene la idea de que esta guerra es en la que los grupos terroristas islámicos concentran sus esfuerzos para derrotar a Israel su ancestral enemigo.

Sin duda que lo es, como leemos en el Corán y en la carta fundacional de Hamas de 1988: No vendrá el Día del Juicio hasta que los musulmanes combatan a los judíos. Hasta que los judíos se escondan tras las montañas y los árboles, los cuales gritarán: “¡Oh, musulmán! Un judío se esconde detrás mío, ¡ven y mátalo!”. Pero esto sólo es una parte de la verdadera historia.

Por más que en los últimos años, Hezbollah ha sido provisto de gran cantidad de armamentos por parte de Irán para enfrentar a Israel, (“El Pequeño Satán”), “su labor” se extiende, junto a varios otros grupos terroristas islámicos, por varios continentes, con el objetivo de librar la Jihad (lucha armada contra el infiel), especialmente contra los Estados Unidos (“El Gran Satán”) y contra la civilización occidental, la civilización India y las naciones africanas.

Participan activamente en Latinoamérica, donde han organizado bases de operaciones desde donde manejan numerosas actividades financieras ilícitas y terroristas.

Un ejemplo es Venezuela, desde donde manejan la droga y la subversión política en los países vecinos. Otro, con una ubicación estratégica muy importante, es la llamada “Triple Frontera” que se forma entre Argentina, Brasil y Paraguay, donde existe una gran población árabe y es de una importancia vital para realizar lavado de dinero, comercio de drogas y financiación de organizaciones terroristas.

En 1992 Hezbolah bombardeó la embajada de Israel en Buenos Aires, y dos años más tarde hizo estallar el edificio de la DAIA (una institución judía) que provocó la muerte de 85 personas e hirió a más de 200.

Hace un par de meses que Irán, con su gran bagaje de armamentos, con Bolivia logró un acuerdo militar, el que consideramos sumamente peligroso, por la proximidad con varios países, su gran producción de drogas y el apoyo del gobierno a dichas actividades.

China respalda la propaganda de Hezbollah/Hamas de que, Israel debería volver al status previo a 1967 y dejar de combatir a Hamas en Gaza. El nombre de Israel ya es omitido en los mapas digitales de Ali Baba y Baidu. No olvidemos que los países musulmanes son grandes productores y vendedores de petróleo a China, y que los seguidores del Islam, en el mundo, son 2.000 millones contra los 14 millones de Judíos.

Las palabras importan, pero los hechos aún más, por lo que EEUU debería reconocer públicamente, a pesar de la posición de Biden y de su dudoso y contradictorio gabinete, que a) China tiene como misión principal destruir a EEUU, b) Reconocer la amistad entre China y la Jihad islámica c) Librar a los militares de la infiltración de las ideologías racistas marxistas d) Suprimir toda financiación a instituciones que apoyan las causas palestinas, incluida las Naciones Unidas. e) Prohibir TikTok, que es el fentanilo digital chino para la cultura occidental

Israel es una avanzada de la civilización occidental en Medio Oriente mientras que Irán y sus lacayos gritan “muerte para América” y “muerte para Israel”, no como un slogan, sino como una expresión de su política.

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