El primer ministro Justin Trudeau ha emitido una denuncia muy equívoca de la ola de incendios provocados en iglesias y destrozos de estatuas y monumentos que arrasan Canadá, calificando los ataques de “inaceptables” pero defendiendo la ira que los alimenta como “totalmente comprensibles”.
Trudeau, quien lidera el Partido Liberal de Canadá, dijo a los periodistas que es “inaceptable y erróneo que se estén viendo actos de vandalismo e incendios provocados en todo el país, incluso contra iglesias católicas”, pero inmediatamente agregó que “Una de mis reflexiones es que entiendo la ira que hay contra el gobierno federal, contra instituciones como la iglesia católica; es real y es totalmente comprensible dada la vergonzosa historia de la que todos somos cada vez más conscientes, y nos comprometemos a hacer lo mejor como canadienses”. (aclaración fundamental: liberal en EEUU y en Canada significa exactamente lo opuesto a lo que representa en Europa, Latino America, o sea es de tendencia socialista-marxista)
El izquierdista canadiense continuó diciendo que no podía “evitar pensar que quemar iglesias en realidad está privando a las personas que necesitan duelo, sanación y luto de lugares donde realmente pueden llorar, reflexionar y buscar apoyo”.
Y agregó: “No deberíamos arremeter contra edificios que puedan proporcionar consuelo a algunos de nuestros conciudadanos, sino que deberíamos comprometernos todos los días, todos y cada uno de nosotros, con el arduo trabajo que tenemos que hacer para reconstruir realmente un camino hacia adelante que refleje el terrible trauma intergeneracional y las realidades actuales del sufrimiento de las que todos somos colectivamente responsables”
Una típica ‘condena’ de Trudeau, donde dice brevemente que este comportamiento no está realmente justificado, pero luego continúa explicando por qué es comprensible y simpatiza con aquellos que lo hicieron”, comentó Robert Poll, de la campaña Save Our Statues.
Las iglesias canadienses, han sido incendiadas o vandalizadas en números notables en los últimos días, ya que la ira se ha avivado por el descubrimiento de tumbas sin marcar (Fosas comunes), en los sitios donde se encontraban las antiguas escuelas residenciales indias, dirigidas en su mayoría por clérigos católicos y anglicanos.
Las instituciones a las que el gobierno exigía la asistencia de los niños de los pueblos originarios, en lo que ahora nadie pone en duda sobre el maltrato a los aborígenes en numerosos casos, y se considera un esfuerzo equivocado, para integrarlos en la corriente cultural de los colonizadores.
En muchas de las escuelas, que se remontan hasta el 1800, la BBC señaló que “las parcelas de entierro solían estar marcadas con cruces de madera que se desmoronaban a lo largo de los años” como por ejemplo, en la antigua St Eugene’s Mission School cerca de Cranbrook, Columbia Británica.
El descubrimiento de nuevas tumbas sin marcar, 250 nuevas y sumadas a las anteriores, hizo que se produjera una reacción violenta por parte de movimientos subversivos, que acusaron a la Iglesia católica de haber realizado una masacre exprofeso y depositado los cadáveres en una tumba común.
Evidentemente, la oportunidad extraordinaria de poder acusar y perseguir a los hombres blancos y a la Iglesia simultáneamente, no fue desaprovechada por los grupos subversivos (de mayoría blanca), los que además exigieron al Papa que vaya a Canadá en persona a pedir perdón, pero ninguno de ellos, descendientes de inmigrantes europeos, se siente responsable ni pide perdón por la gran cantidad de epidemias que sufrió Canadá, en todo su territorio desde su llegada en el siglo XVI hasta principios del siglo XX: viruela, tifus cólera, gripe española (1918), etc y que provocó miles de muertes en los pueblos originarios.
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